Por mucho que lo neguemos o nos resistamos a admitirlo, la política dominicana se parece mucho a la trifulca que Celia Cruz describió una vez sin aclarar al final la razón que la provocó.
Porque si bien fue reiterativa al decir que “Songo le dio a Borondongo” la copla quedó sin definir, terminando con un “¡Eh que lío!”, que dejaba perplejo a todo aquel que la escuchaba.
Así pues, en nuestro creativo quehacer político partidario, cada día se da ese viejo cuento una vez que se supo incuestionablemente que Songo le dio a Borondongo, porque al igual que en la canción este se desquitó con Bernabé, el que a su vez le pegó a Muchilanga, quien no tonto “le echó a Burundanga”, hinchándose los pies.
Y como la recordada difunta Celia Cruz menciona a una tal Monina, encontrarla podría ayudarnos a descifrar el enigma de por qué Songo le dio a Borondongo, lo que inició así el pleito de nunca acabar.
Recordemos que en el pasado, no muy lejano, el lío de porqué Songo le dio a Borondongo, dividió a un gran partido que perdió el poder y dilató la aprobación de un proyecto de ley para regular las actividades de los partidos políticos, que en el fondo ninguno de ellos quiere todavía.
Y pasó después con un proyecto de importancia igual, para dotar a la débil e irrespetada Junta Central Electoral de la autoridad necesaria para adecentar y transparentar los procesos electorales.
De modo que al igual que a Celia Cruz, todavía no sabemos la razón, aunque sí lo presumimos, por la que “Songo le dio a Borondongo”, ni quién en nuestra política es el primero y, por supuesto, quién es el segundo.
A pesar de lo cual, sí explica lo que ocurre permanentemente en el ámbito político, y congela la discusión de temas fundamentales, porque nadie en el liderazgo político quiere toparse con un Songo dispuesto a darle de nuevo a nuestro pobre e indefenso y envejecido Borondongo.