Un guardia rural de caza tiene como funciones vigilar y proteger a personas y bienes en fincas rústicas o instalaciones agrícolas, industriales o comerciales que estén dentro de esas fincas, pero nunca matar a un perro a bocajarro, quitarle el GPS de localización, llevarlo a una balsa y hacer creer a su dueño que el animal había muerto accidentalmente.
Esto fue lo que hizo en una finca de Granada, pero su actuación no ha quedado inmune. La Guardia Civil lo ha detenido y puesto a disposición judicial. Se trata, según ha detallado el cuerpo de seguridad, de un hombre de 36 años que tendrá que responder por un delito de maltrato de animales domésticos con resultado de muerte.
La muerte del perro se produjo el pasado día 8 de febrero de 2025. Este animal formaba parte de una rehala que estaba cazando de forma legal en un coto de norte de la provincia de Granada. El perro, en un momento dado, se adentró de forma accidental en el coto colindante, donde había personas cazando en la modalidad de caza de perdiz con reclamo.
Llamaron al responsable del coto para quejarse y éste, que también ejerce de guarda rural de caza en ese coto, se desplazó al lugar, vio al perro y, en lugar de alertar al propietario y pedirle que se lo llevara, le disparó a bocajarro y lo mató. Después, le quitó el collar GPS que llevaba al cuello y lo arrojó a una balsa a más de un kilómetro de distancia para hacer creer que se había ahogado.
El plan le salió mal porque el dueño del perro siguió la señal GPS del collar hasta la balsa, aunque no consiguió al animal. Hizo el camino inverso y lo localizó muerto por un disparo debajo de un arbusto.
La Patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil de Baza se hizo cargo de la investigación y sus agentes averiguaron que había sido el guarda de caza quien había matado al perro por colarse en su coto, como después reconoció en su declaración. Ha sido puesto a disposición judicial como presunto autor de un delito de maltrato de animales domésticos con resultado de muerte y, además, se le han retirado cautelarmente las armas que posee y se le ha abierto un expediente administrativo para que le sea revocada la licencia de armas.
El Seprona también ha dado cuenta de estos hechos al Departamento de Caza y Pesca de la Delegación Provincial de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, cuyo responsable ha decidido cerrar el coto y retirarle el título de guarda rural de caza de forma preventiva.
