Antonio Paolo Russo nació en Venecia (Italia) hace 56 años y lleva más de dos décadas viviendo en Cataluña. Trabaja como profesor de Geografía en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y el próximo 12 de mayo no podrá votar. El testimonio de Russo es solo uno dentro del millón de personas que viven, estudian o trabajan en Cataluña y que por haber nacido fuera de España -o pertenecer a una familia sin nacionalidad española- no puede elegir a los representantes que diseñan las políticas que les afecta en su día a día. Russo es uno de los miembros de la asociación AltraItalia y junto a otras entidades de migrantes han aprovechado la manifestación del 1 de mayo en Barcelona para reclamar su derecho al voto.
Decenas de migrantes se han concentrado tras una pequeña pancarta en la que se leía el mensaje: “Vivimos y trabajamos aquí. Queremos votar”. De esta manera, reclaman que los residentes que no tienen nacionalidad española puedan ejercer el derecho de voto en los comicios autonómicos y nacionales. Muchos de ellos sí pueden hacerlo ya en las municipales.
“Nos afectan leyes del siglo pasado y muchos de nosotros somos funcionarios, trabajadores de administraciones públicas con todas las obligaciones pero con una reducción de derechos considerables”, denuncia el profesor de Historia de la Universitat de Barcelona (también de origen italiano) Salvatore Marino. “Las leyes no se corresponden a la sociedad en la que vivimos y nos excluyen a gran parte de la población”, lamenta Marino.
“Necesitamos que se hable del voto y de las personas que no tenemos derechos. Que sean evidentes las injusticias a las que nos enfrentamos. A mí no me interesa la política italiana, me interesa la de aquí. El problema es que si quiero obtener la nacionalidad española se me obliga a renunciar a la mía”, apunta Russo.
Lucia Morale tiene doble nacionalidad -croata y argentina- y ocupó la posición número 12 de la lista de Barcelona en Comú en las pasadas elecciones municipales de la capital catalana. Los comicios municipales permiten el voto a los migrantes pero el votante debe ser proactivo y solicitar su inclusión en el censo. Morale lleva ya varias elecciones haciéndolo. Incluso se ha llegado a votar a ella misma. Aun así, el sistema le impide votar tanto en las autonómicas como en las estatales. “Vengo también a protestar porque entiendo que no se me reconocen derechos mientras que yo milito y soy activista por unas ideas para transformar el lugar donde vivo”, denuncia Morale. Desde hace unos meses trabaja junto a Ernest Urtasun en el Ministerio de Cultura, justo después de que PSOE y Sumar formaran un gobierno de coalición tras unas elecciones en las que Morale no pudo votar.
Diana Gutierrez tiene 41 años y es colombiana. Lleva siete años en Cataluña y tampoco puede ejercer el derecho de sufragio activo: “Es absurdo que yo pueda votar en las elecciones municipales y no en las catalanas. Somos parte de esta sociedad y deberían contar con nosotros”.
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Las decenas de migrantes que han participado en este 1 de mayo reclamando el voto migrante se han manifestado detrás de UGT haciendo visible que un millón de vecinos catalanes no tendrán derecho al voto en las próximas elecciones catalanas.