Un «cacharro». Así define Jaime el tándem que le ha hecho creer en el deporte. Porque lo cierto es que sin aquel aparatejo de ruedines que adquirió su padre en Wallapop por noventa euros nunca hubiera podido experimentar lo que es montar en bicicleta, «esa … sensación de estar volando».
En su colegio, la Escuela IDEO, las bicicletadas tienen un papel importante dentro del proyecto pedagógico. Cada trimestre, el centro organiza una de estas salidas sobre ruedas. «Me frustraba no poder participar debido a mi condición física», expresa Jaime a ABC, quien sufre hemiparesia en el lado derecho de su cuerpo. «Mientras mis compañeros salían en bici, yo tenía que quedarme en casa escribiendo cuatro páginas sobre el encuentro. Me escaqueaba. No era justo», indica. Hasta que un día, Nacho Fando, padre de Jaime y profesor en IDEO, encontró la solución.
Padre e hijo se mudaron a Madrid en junio de 2019. Nacho entró en el mencionado colegio como profesor interino. Y un año más tarde, consiguió plaza para Jaime. «Cuál fue mi sorpresa al conocer que la actividad física era uno de los pilares educativos de la escuela. Y, particularmente, las bicicletadas. Lo hablé con Lucía, entonces profesora de Educación Física, y se nos ocurrió la idea del tándem», cuenta Fando. Hizo una búsqueda en Wallapop: «En un principio, no buscábamos una marca profesional, ya que no estábamos seguros de que funcionaría debido a su condición física. Son vehículos de alto coste y, por el momento, solo queríamos realizar una prueba. Compré por internet, en un sitio web holandés, un pedal adaptado y me desplacé hasta Guadalajara para recoger el tándem más económico que encontré. Al llegar, descubrí que se trataba de un tándem infantil; no obstante, resultó ser útil. Más tarde, propuse al colegio dejar allí el tándem para que otros alumnos pudieran utilizarlo».
«Se llama Órbita. Es naranja, viejo». «Es grande, está desgastado. Aunque aún se puede pedalear en él». «Es viejísimo. Lo llamamos ‘El Cacharro’. Hace ruidos por todos lados». «Es como de los años veinte. Pero funciona». Así definen algunos compañeros de Jaime el tándem. Asegurando, eso sí, que gracias al vehículo han podido socializar más con otros alumnos, sentirse integrados. «Nos lo pasábamos pipa. Es un paso muy grande hacía esa inclusión por la que tanto lucha la Escuela IDEO. La sensación de poder pedalear sin necesidad de mantener el equilibrio, porque mi compañero lo hacía por mí, me hacía muy feliz. Para mí fue un avance revolucionario», expresa Jaime.
Un reto de 100 kilómetros
La idea de Fando de incluir a niños y niñas con diversidad funcional en este tipo de encuentros deportivos había funcionado. Pero el tándem, más pronto que tarde, comenzaría a dar problemas. «En una rotonda la cadena se me salió, mínimo, cuatro veces», cuenta Jaime. Tras algunos acoples y varias restauraciones, David Martín y Pablo Llobera, responsables del Plan Verde de la Escuela IDEO, decidieron que era hora de relevar el viejo tándem. Crearon una iniciativa con el objetivo de recaudar fondos suficientes para comprar un tándem nuevo para el colegio. «No queríamos pedir dinero sin ofrecer algo a cambio. ¿Y qué podíamos ofrecer? Nuestro esfuerzo», señala Martín. Un reto educativo en el que ambos recorrerían 100 kilómetros en el viejo tándem. «Sacamos a la venta, de manera simbólica, los kilómetros. La idea era poder ofrecer, asimismo, un día familiar. Fue un recorrido circular por el entorno de la escuela, de modo que facilitase a las familias que así lo quisieran a unirse a nosotros», explica Martín.

Pablo y David, en el viejo tándem naranja durante el reto de los 100 km.
Aunque los impulsores de aquella iniciativa pusieron el viejo tándem a punto, aquel «cacharro» no generaba confianza. El reto tuvo su parte dura, «no sólo por la distancia en kilómetros, sino por el estado del vehículo y la postura forzada que llevábamos ambos. Tener presente por quién lo estábamos haciendo fue el motor que movió nuestras piernas y calmó el dolor de espalda». Finalmente, Martín y Llobera acabaron recorriendo los cien kilómetros. IDEO obtuvo su nuevo tándem y el viejo fue donado a una ONG.
Para Martín, acompañar a alumnos con diversidad funcional a las bicicletadas es «una de las experiencias más bonitas» que ha tenido: «Llegaban a decir que era el día más feliz de sus vidas. Sin duda el tándem ha sido una herramienta de inclusión muy importante». Fando, como padre y profesor, expresa que «así como buscamos generar actividades multinivel para atender las distintas competencias y habilidades de cada alumno, esto funciona de la misma manera». Y asegura sentirse «muy orgulloso de formar parte de un equipo donde las sensibilidades son profundas y el compromiso duradero».