Me gustaría plantear este texto como una duda, como un silencio, como una grieta. Como una conversación sobre el tiempo en un ascensor ―imaginemos que, en Madrid, sigue lloviendo―. Me gustaría escribir una columna falta de certezas y llena de des-opinión. A ver si me sale.
Con frecuencia paseo junto a mi perra con la intención de practicar el flaneurismo y así poder pensar en el mar, en las buenas conversaciones, en los amores imposibles y en todas esas pasiones volcánicas e imágenes bellas con las que sueñan los escritores que tienen resuelto el alquiler. Sin embargo, y como la clase siempre atraviesa a la poética, en los ojos se me abalanzan otras cuestiones más mundanas como, por ejemplo: cientos de tarjetas de trabajadoras sexuales.
Cartones rosas, azul y blancos desperdigados por las calles de Usera, en las ventanillas de los coches, en los limpiaparabrisas, en las aceras y el asfalto, en la mano de mi vecina de dos años que no sabe que esas tarjetas desafían los límites del pensamiento, de la política y del feminismo.
Por inercia, me brotan frases de mujeres a las que me agarro, como esta que escribe la filósofa Amia Srinivasan en Derecho al sexo: “Un feminismo que maneja con demasiada libertad las ideas de autoengaño es un feminismo que se arriesga a dominar a los sujetos que pretende liberar”. Pero, ¿cómo pensar en las tarjetas sin pensar en lo que significan? ¿Qué se hace, concretamente, con ellas? ¿Se ignoran? ¿Se piensan? ¿Se persigue al hombre que las reparte y se le entrega una copia de Derecho al sexo?
El artista Ampparito publicó recientemente en Instagram una foto de unas tarjetas similares a estas, colocadas en los limpiaparabrisas de los coches aparcados en el barrio de Quintana. Así que, como colega y gran hombre pensante que es, le escribí por Whatsapp:
[19:32, 18/3/2025] Jimena: Nacho, me gustaría escribir sobre esas tarjetas sin escribir sobre lo que significan esas tarjetas. ¿Se podría plantear algo desde el arte? ¿Son las tarjetas patrimonio gráfico de los barrios con menos recursos?
[19:42, 18/3/2025] Ampparito: Es que hay muchas cosas ahí: los colores, el diseño, la estructura, el buzoneo, la recurrencia…. la tipografía, no hay nada ahí que no sea titular.
[19:44, 18/3/2025] Jimena: ¿Se puede hablar del diseño y obviar lo social?
[19:45, 18/3/2025] Ampparito: Es un material quirúrgico muy peliagudo. Son como cromos. Cromos perversos. Y tienen ese diseño de alto impacto, de absoluta urgencia.
[19:47, 18/3/2025] Jimena: Follar es de alta urgencia.
[19:59, 18/3/2025] Ampparito: Tú verás. Ahora voy en el metro y me da vergüenza. Pero cuando salga te hago una reflexión.
Srinivasan vuelve a mi cabeza con la siguiente cita: “El sexo no es un bocadillo y tampoco termina de parecerse a ninguna otra cosa. No existe nada tan atravesado por la política y, al mismo tiempo, tan inviolablemente personal”.
[20:37, 18/3/2025] Ampparito: Yo creo que lo único posible sería hacer algo disruptivo que no fuese planteado como arte. Que no sea visto como arte, porque entonces se desactiva automáticamente. Se podría jugar con el tamaño de la tarjeta o exagerar tanto algunos atributos que no tenga una segunda vuelta. Como… exacerbar tanto la urgencia que pierda el sentido.
[20:40, 18/3/2025] Jimena: ¿Puedo pedirte permiso para utilizar esto que estamos hablando para una columna?
[20:43, 18/3/2025] Ampparito: Sí claro. Podemos seguir divagando. Mira, te cuento una cosa, a ver si te sirve, aunque no está muy ligado.
[20:46, 18/3/2025] Ampparito: AUDIO. Transcribir.
“A mí me tocó hacer una obra en Kosovo y me pareció muy complicado porque ya de normal es hacer algo en un sitio que no es el tuyo porque no conoces el contexto y tal. Allí fue más complicado ___ _ __ __ símbolo tenía una connotación. Pintabas un pájaro, una estrella ______, significaba algo. Entonces lo que hice fue el mapa del tiempo, ¿sabes? ¿Como cuando no sabes de qué hablar y hablas del tiempo o no quieres hablar de lo verdaderamente importante? Y bueno, no sé. Creo que es como salir por la tangente. Fíjate, estos días ha llovido tanto que ha cambiado la forma de colocar las tarjetas. No tiene sentido ponerlas en los limpiaparabrisas porque está todo tan mojado que las han pegado directamente en la carrocería”.
[22:10, 18/3/2025] Jimena: ¿Las podrían pegar en los portales como las pegatinas de los cerrajeros?
[22:37, 19/3/2025] Ampparito: Imagino que las de cerrajero son más a pequeñas porque pueden obviar las fotos. Si a estas le quitas las fotos de las chicas, se te queda en una de cerrajero.
Cojo la caja con todas las tarjetas que tengo almacenadas en casa, las llevo al periódico y le pido a David Expósito recrear una foto de algo que imagino, pero que nunca existió.
―¿Para qué es? ¿Para un reportaje? ¿Para una columna?―, pregunta David.
―Una columna, creo. La verdad es que no lo sé.