El convento de las Carmelitas Calzadas, fundado en 1508, es el tercero más antiguo de cuantos hay en Granada y todavía habitan en él nueve religiosas, que se hicieron famosas en octubre de 2023 cuando empezaron a vender sushi y otros productos asiáticos en lugar de los tradicionales dulces.
Pero este viernes 5 de abril, el convento está de nuevo de actualidad por la apertura de una exposición que podrá visitarse hasta el 6 de junio y que muestra vestidos, joyas y otros objetos muy valiosos que fueron donados a la orden por mujeres seglares que vivieron allí durante más de doscientos años.
La exposición se titula ‘Las mujeres que habitaron el convento’ y Venancio Galán, uno de sus comisarios, ha explicado que la costumbre de que mujeres no religiosas entraran en convento sin tomar los hábitos comenzó en el siglo XVI. «Eran mujeres que no querían casarse en segundas nupcias o que preferían quedarse solteras y tenían el convento como una especie de resort, de hotel particular que compartían con las monjas, ha indicado.
En ese y otros conventos de las Carmelitas entraban y salían sus criados y doncellas, no era precisamente un ejemplo de austeridad. Se quejó de eso Santa Teresa de Jesús, que terminó creando otra orden, la de las Carmelitas Descalzas, porque entendía que los conventos debían servir para la gente que quería dedicar su vida a Dios.
La historia de las ‘Doñas’
Pero eso no impidió que muchas mujeres, sobre todo de buena posición y bastante dinero -había que tener con ellas un tratamiento digno de las personas de alcurnia, de ahí que hayan pasado a la historia como Las Doñas– siguieran prefiriendo habitar con las Carmelitas Calzadas. Cosa que hicieron hasta el siglo XVIII.
Cuando esas Doñas fallecían, sus tierras y sus objetos personales pasaban a ser propiedad del convento. No todo se conserva, parte de vendió cuando hizo falta, puntualiza Venancio Galán, que no obstante resalta que en la exposición ahora inaugurada hay cosas «de un valor incalculable», como alhajas del siglo XVII o abanicos cantoneses del XVIII.
La muestra, en el interior del convento, se divide en seis salas y para su comisario es una oportunidad de dar a conocer ese espacio a la ciudad y dinamizar su actividad. «Es renovarse o morir, además de que queremos contar esta historioa para que se entienda«, enfatiza.
