El Sevilla ha comenzado ya la pretemporada de la 24/25. A falta aún por saber con seguridad dónde militará, LaLiga lo está acostumbrando a los horarios estrella de aquellos más seguidos por televisión pero sin presencia continental. Viernes, domingos a la hora de almorzar y lunes a la luna van a ser una constante a partir de septiembre. Tomen nota los fieles de Nervión a la hora de renovar los abonos, porque la conciliación familiar se va a convertir en una fuente de problemas.A la una de la tarde, una hora más en el postpescaíto, comparecerán mañana los de Quique en el Insular de Las Palmas. Durante el parón se ha hablado más de sus posibles sustitutos que de lo que le queda por hacer: conseguir darle el alta al enfermo cuanto antes, tras meses de permanencia en la UCI. No ha sido de lo único, pues al debate en el banquillo se ha unido el provocado por el desmantelamiento progresivo de la estructura forjada por Monchi con los despidos de Fernando Navarro y Emilio de Dios, el fútil que generan los mil nombres de futuribles para la plantilla, el amortizado por el ‘no’ de Isaac Romero a la primera oferta de renovación y hasta de la competencia que se le va a hacer a AENA con el aterrizaje por Luis de Morales de Aeroméxico.Saldrán los sevillistas al campo sabiendo lo que hizo el Celta en el Villamarín y el Cádiz en el Mirandilla. Esto es, con el ‘culo apretao’ de darse sorpresas o con el sosiego que supondría mantener la distancia con ellos una jornada más, de manera independiente a lo que aconteciera luego. El desempeño de los blanquirrojos en la actualidad obliga a estar tan pendiente de las desgracias ajenas como de las intermitentes alegrías propias.El Las Palmas ha sumado dos puntos de los últimos 18 en juego. De flirtear con un puesto en Europa y de jugar de cine ha pasado a mirar hacia abajo y a temer que su fútbol se convierta en una serie de terror. Ejercer de samaritanos con él, como frente al Almería y al Celta, sería de pobres diablos.
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Una jornada menos en Canarias>
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