El juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Roquetas de Mar ha acordado la puesta en libertad provisional del padre y la madre del menor fallecido tras ser sometido a una operación de circuncisión en su domicilio particular de Roquetas de Mar este pasado domingo, según ha informado esta tarde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Por su parte, la jueza de guardia ha enviado a prisión provisional, comunicada y sin fianza, a la persona que practicó la intervención, “que se desarrolló en el domicilio familiar y sin medidas higiénicas necesarias”, según las mismas fuentes, que han indicado que el hombre “no reunía la cualificación profesional requerida para este tipo de intervenciones”.
Las tres personas, a las que detuvieron el domingo, están investigadas por un presunto delito de homicidio imprudente, “aunque el desarrollo de la investigación determinará si concurren otros tipos delictivos”, según las mismas fuentes. El TSJA ha subrayado que el padre del niño ha prestado declaración y ha contestado a las preguntas de las partes, mientras que la madre “no pudo ofrecer su testimonio al no encontrarse en condiciones físicas adecuadas”.
Ambos han quedado en libertad provisional con la prohibición de abandonar el territorio nacional y la obligación de comparecer en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes. El supuesto curandero solo contestó a las preguntas de su abogada.
Este lunes por la tarde se llevó a cabo un registro relacionado con el caso. El Diario de Almería adelantaba la mañana de este martes que la familia del bebé es originaria de Mali y que el pequeño sufrió “una grave hemorragia como consecuencia de esta cirugía” e informa de que a pesar de que los padres lo trasladaron a un centro de salud al ver la pérdida de sangre, los sanitarios no pudieron hacer nada por salvar la vida del pequeño.
No es habitual que se den este tipo de circunstancias en España, aunque ha habido algunos casos. En la primavera de 2011, otro niño, un bebé de poco más de un mes, falleció en similar situación en Valencia. Entonces, un matrimonio amigo de los padres se prestó a realizar la intervención, que acabó con el niño desangrándose en el hospital, según relató la prensa local. En 2010, los padres de un bebé de seis meses, junto a un curandero y su mujer, fueron condenados a 18 meses de cárcel tras practicar una circuncisión al niño en la casa de la familia en Zaragoza. Los hechos habían ocurrido en 2008, cuando el pequeño llegó en estado muy grave al hospital, donde falleció.
Un año antes, un recién nacido de 18 días falleció en Tarragona por las heridas sufridas tras ser sometido a otra circuncisión casera. Fuentes judiciales aseguraron que la autopsia no deja lugar a dudas sobre la causa de la muerte del niño. Y de nuevo en Almería, en 2002, un chico de seis años residente en la comarca de Poniente sufrió la amputación de parte del pene después de que sus padres le practicaran una circuncisión en el domicilio familiar. El chico fue trasladado al hospital de El Ejido donde fue intervenido y permaneció hospitalizado durante varios días, pero se consiguió salvar su vida.
La circuncisión
La circuncisión es una intervención en la que se corta la porción del prepucio del pene que cubre el glande para que quede permanentemente al descubierto y, aunque en general está asociada a diferentes culturas y religiones, es también una práctica sanitaria que se realiza por cuestiones médicas, como la fimosis.
Varios estudios en los últimos años apuntan también a diversos beneficios como la reducción del riesgo de infecciones del tracto urinario en niños, la protección contra el cáncer de pene o la prevención de la inflamación del glande (balanitis) y del prepucio (postitis). Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la circuncisión masculina de carácter médico reduce alrededor de 60% el riesgo de transmisión sexual del VIH de las mujeres a los hombres, sobre todo en los entornos con epidemia generalizada de la infección por el VIH”.
Matiza, sin embargo, que “solo brinda protección parcial y, por lo tanto, debe ser solo un elemento de un paquete integral de prevención” y que “no entraña riesgos” siempre que la realicen “profesionales de salud con capacitación adecuada, en entornos adecuadamente equipados”. No es, además, igual en niños que en adultos, ya que para los primeros, sobre todo los que aún no son capaces de controlar la orina, como los bebés, hace falta anestesia general.