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Este martes 29 de abril, la infanta Sofía cumple 18 años. La hija pequeña de los Reyes se enfrenta, así, a una mayoría de edad totalmente protegida por sus padres, en el que su privacidad siempre ha sido una máxima. Esto ha hecho que conozcamos muy muy pocos datos sobre todo lo que tiene que ver con su vida personal, convirtiéndose en uno de los miembros más discretos de la Familia Real. Así, esta mayoría de edad se torna como un momento especial para conocer algunos datos sobre su lado más personal. Por el momento, desde Casa Real han querido hacer públicas unas imágenes inéditas de la infanta donde podemos verla en un ambiente más distendido y relajado, como ya contamos en THE OBJECTIVE.
Pero ¿qué puede esperar la infanta de su futuro? Para conocerlo, desde este diario hemos hablado con la psicóloga Lara Ferreiro, autora del libro ¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, que ha dado las claves para entender el porvenir de la hija pequeña de los Reyes. Y es que, aunque la princesa Leonor, al cumplir la mayoría de edad, sí que comenzó a asumir más responsabilidades dentro de la Corona, se espera que la infanta sigue en la línea que hasta ahora. Esto se debe, fundamentalmente, a que ella no es la heredera del trono y, por ende, aunque sí que podrá tener un papel activo, su presencia no será obligatoria en cualquiera de los actos relacionados con la Casa Real.
Los 18 años de la infanta Sofía

Uno de los mayores retos de la infanta Sofía será la de «construir una identidad propia bajo la intensa comparación con su hermana». Y es que es inevitable que, en infinidad de ocasiones, se compare cómo han afrontado cada una de ellas ciertos momentos de la vida. Aunque sí que es cierto que los Reyes siempre han intentado educar a sus hijas por igual, algo que han hecho, tanto en casa como de cara a la sociedad. Aún así, la diferencia entre una y otra es especialmente reseñable por sus títulos, lo que marcan la mayor distinción. «En las familias donde uno de los hermanos ostenta un rol claramente jerarquizado, es habitual que la otra hermana desarrolle inseguridades, necesidad de validación externa o una búsqueda constante de diferenciarse», apunta Lara Ferreiro.
Sí que es cierto que, en todo este tiempo, ambas han dado una imagen de conexión y complicidad, por lo que no se da por hecho que lo que pasa en su vida profesional, de alguna manera, pueda afectarlas en su relación. «El cerebro y la personalidad se forman hasta los 25 años, y ambas son muy jóvenes todavía, por lo que su relación podría alterarse y cambiar con el tiempo a medida que cada una construye su propio camino vital y personal», apostilla la psicóloga. Y es que, tal y como señala Lara Ferreiro, no es «fácil» convivir emocionalmente con una diferencia de expectativas tan diferentes. «La comparación constante entre ellas puede haber generado tensiones o roces superficiales, que, si no resuelven, pueden acabar enquistándose», aclara la experta.
La eterna comparación entre la infanta Sofía y la princesa Leonor
Esto sucede en algunas familias, en las que se tiene una hermana primogénita y, sobre todo, que tiene una vida con un puesto de responsabilidad mucho más diferenciado, como ocurre en Casa Real. «Algunas royals que tienen una hermana primogénita y heredera al trono, pueden acaban desarrollando el complejo de ‘hermana segundona‘, donde, a pesar del cariño de sus padres, exista una lucha emocional interna por encontrar su lugar sin que ese afecto se vea contaminado por la competitividad impuesta por su entorno», cuenta Lara Ferreiro. A nivel psicológico, este tipo de dinámica, puede generar «una sensación interna de no ser suficiente o de no tener derecho a brillar con luz propia, incluso desarrollar de adulta una atelofobia o el ‘síndrome de la Barbie‘, querer ser perfecta».

Y es que, con el paso del tiempo, podría tener una «necesidad natural» de marcar su propio camino, tanto dentro de la institución como en una vida más discreta y libre. «Y ese será, sin duda, su mayor aprendizaje: reconciliarse con su posición dentro de la Familia Real sin renunciar a su autenticidad de una chica de 18 años», aclara Ferreiro. Sí que es cierto que la reina Letizia ha sido una pieza fundamental dentro de la educación de la princesa y de la infanta y quien ha abogado para que no haya ninguna diferencia entre las dos, más allá de las institucionales. Una visión que también comparte la psicóloga: «Letizia ha sido una figura muy presente en la educación y control mediático de sus hijas, ‘la madre helicóptero‘, una madre que sobrevuela como un autogiro en la vida de sus hijas, en más de una ocasión, debido a su actitud de control y supervisión constantemente las vidas de sus hijas».
«Puede generarle inseguridades, necesidad constante de validación»
Esta insistencia porque no haya diferencia entre ambas ha podido generar en Sofía una modulación de su autenticidad para «no desentonar con las expectativas de su madre». «Esta dinámica, si no se trabaja de forma correcta, puede generarle muchas inseguridades, necesidad constante de validación o, al contrario, una actitud de distanciamiento emocional hacia Letizia en edad adulta», apostilla la experta en mentes. Sobre la educación que le ha dado su progenitor, cabe destacar que, según la psicóloga, Felipe ha ejercido «un papel más flexible». «Siempre hay ‘poli malo, poli bueno’ dentro de los progenitores, roles complementarios. Las hijas suelen buscarlo en la figura paterna, el primer amor incondicional, y todo apunta a que Felipe ha sido ese apoyo emocional para Sofía. Las personas solemos desarrollar dependencia afectiva con nuestros padres, para Sofía es muy importante la aprobación paterna que es un magnífico padre», aclara Ferreiro.

Además, Felipe tiene una personalidad «de escucha, de humildad que hace que conecte con su hija Sofía ya que él está en un segundo plano también dentro de la familia». Mientras tanto, Leonor y Letizia son «dos figuras reales dominantes dentro de la estructura familiar». Otro de los aspectos que podrán influenciar su futuro será lo que tiene que ver con las tensiones familiares. Y es que no hay que olvidar que ha habido muchos eventos que han hecho que la relación entre los miembros se tense o se enfríe. «A nivel psicológico, crecer en un ambiente donde se mantienen las apariencias mientras por dentro existen conflictos, suele provocar en los adolescentes cierta desconfianza social y una tendencia a la hiper observación emocional de los demás. Sofía, como su hermana mayor, es selectiva a la hora de escoger con quién se mezcla. Sofía probablemente haya aprendido desde pequeña a medir sus palabras, a analizar gestos y a proteger su intimidad emocional incluso con su propia familia», explica la psicóloga.
Sobre la presión mediática, la infanta Sofía podrá desarrollar un estado de «hipervigilancia emocional, que suele desembocar en ansiedad o fobia social o en una tendencia a evitar la exposición pública, en un futuro». Y es que la infanta también ha sido testigo de la infinidad de imágenes que se han compartido de la princesa Leonor durante su educación en Elcano y todas las informaciones, verdaderas o no, que se han hecho públicas sobre la vida de su hermana y que han puesto en jaque su privacidad. «Sofía sabe cómo eso puede llegar a afectarle, cómo puede convertirla en alguien más reservada por miedo a que se filtren fotos suyas haciendo vida normal o en la playa, por lo que esta presión también puede producir que se recluya y socialice menos. Tampoco conocemos si tiene un amor de juventud de Sofía, y ella tiene edad para eso», apostilla Ferreiro.
Así, uno de los mayores retos será el de sentirse, de una u otra manera, libre. «Cumplir 18 años es, para cualquier joven, sinónimo de independencia, pero en su caso, esa libertad estará condicionada por protocolos, deberes institucionales y decisiones supervisadas por la institución monárquica. Esto puede provocarle lo que se llama en psicología una disonancia cognitiva emocional, es decir, un conflicto interno entre el deseo de libertad y la aceptación de un destino impuesto desde que nació», aclara la experta. Es por eso que será de vital importancia que encuentre a personas que sean su «refugio emocional», un extremo que defiende la psicóloga. «En ese equilibrio entre el deber y el deseo reside la clave de su bienestar. Su madre es su modelo de referencia como mujer independiente y su padre, su protector. También se apoyará en su hermana mayor», comenta Ferreiro.

Con sus 18 también llegará una nueva oportunidad para presentarse ante la sociedad. «Si logra hacerlo desde la calma emocional, la autoaceptación y la autenticidad, podría convertirse en un referente generacional de cómo manejar la presión mediática, las expectativas familiares y la búsqueda de sentido personal. Y esa, sin duda, sería su mejor coronación emocional», explica Lara Ferreiro a THE OBJECTIVE.