La polémica con las oposiciones de Prisiones continua un mes después de su celebración. En concreto, con uno de los diez aspirantes que fue expulsado de los exámenes por tener el teléfono móvil en modo avión, cuando en un principio debía estar desconectado, según defendió Instituciones Penitenciarias. La realidad, sin embargo, es que este opositor necesitaba tener su terminal activo por la enfermedad que padece: Diabetes tipo 1; para, posteriormente, usar correctamente el sensor corporal y medir sus niveles de glucosa en sangre en el descanso de las pruebas. Una excepción para la que pidió autorización previa a los funcionarios que custodiaban la sala del examen en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), según ha denunciado el afectado.
En la reclamación ante el Tribunal de Pruebas Selectivas para el Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el aspirante relata cómo sucedieron los hechos y aporta informes médicos que acreditan la necesidad de que su smartphone estuviese encendido —que no conectado a internet, es decir, en modo avión— para controlar su enfermedad a través del dispositivo médico, que emplea desde hace más de hace cinco años. «Todo el proceso suponía mínimo cinco horas y era necesario por seguridad saber entre el primer y el segundo examen mis niveles de glucosa», advierte el joven en la denuncia.
Todo sucedió diez minutos antes de que finalizase la primera parte de las oposiciones. «Una responsable de la Administración se personó en el aula diciendo en alto: ‘Por favor quien tenga el móvil en modo avión que lo diga’. Ante esa pregunta levanté la mano y manifesté que yo lo tenía así, con buena fe. (…). Se me pidió que cogiera el cuadernillo de preguntas, la plantilla de examen y saliera de aula sin darme ninguna explicación ni pedir que entregara o enseñara el móvil. No escucharon mis argumentos pese a que intenté explicarme, y ningún responsable del aula dijo nada», relata el aspirante.
En el despacho
Acto seguido, el personal funcionario condujo al opositor a un despacho donde se le volvió a preguntar si tenía el teléfono móvil en modo avión, a lo cual, «de nuevo, dijo que sí en un estado de nerviosismo e impotencia».«No se me pidió que enseñara, entregará o accediera al móvil para confirmar si estaba apagado o en modo avión. No se preguntó el motivo ni pude argumentar nada. Fui oficialmente expulsado de la primera parte del primer ejercicio y no pude hacer la segunda parte del primer ejercicio de supuestos prácticos».
Ahora, sin embargo, el opositor ha decidido contar su versión y exige al tribunal que corrija las pruebas que realizó y de superarlas, que le permitan presentarse a la segunda fase después de que Prisiones «vulnerase sus derechos al no permitirle participar en condiciones de igualdad en los exámenes selectivos». Según critica, no se le permitió la adaptación del examen a sus circunstancias, pese a que se lo comunicó a los responsables del aula, ya que las bases no contemplaban la posibilidad de pedir previamente adaptación.
Diabetes y la necesidad del sensor
«Comuniqué que tenía diabetes tipo 1 y que necesitaría necesitaría para una mayor seguridad saber mis niveles de glucosa en sangre después de la primera parte examen y antes de la segunda parte. Que mi intención era dejar el móvil en modo avión para después acceder a los registros del sensor. Procedí a medirme la glucosa allí mismo antes de sentarme en el asiento y lo apagué». Después, el funcionario «le dio el visto bueno, afirmando que no pasaba nada y que todo estaba correctamente».
«No iba a usar ninguno de los dos pero era necesario que el móvil estuviera en modo avión para, una vez realizado la primera parte del examen, poder usar correctamente el sensor, saber mis niveles de glucosa en sangre y gestionar mi diabetes de la mejor manera posible en caso de necesitarlo», justifica el afectado. Si desconectaba el teléfono, el dispositivo adherido a su brazo no hubiese funcionado correctamente o al menos en el tiempo estipulado porque se habría reiniciado y habría comenzado a pitar para detectar el móvil, explica el joven a este periódico. Aún así, de nada sirvió.
Con todo, el aspirante denuncia que la actuación administrativa y las consecuencias impuestas son absolutamente desproporcionadas y contrarias a las bases de la convocatoria, «que en ningún caso contemplan ni la prohibición de tener el teléfono móvil ni evidentemente la consecuencia de ello, conculcando igualmente los principios más elementales del derecho administrativo sancionador». Y por este motivo pide al tribunal que, de pasar la nota de corte, en la primera prueba, le permitan completar los exámenes tras haberle «expulsado indebidamente del proceso».