Vox considera que tocó su suelo electoral el pasado 23 de julio, cuando cayó de 52 a 33 escaños, con 3.033.744 votos (el 12,39%), y que en los próximos años crecerá conforme el problema de seguridad relacionado con la inmigración descontrolada se vaya agudizando en España. Así lo confiesan fuentes cercanas a la dirección nacional en conversación con THE OBJECTIVE: «Hay que mirarse en el espejo de Francia o los países nórdicos, donde se ha comprobado el fracaso de las políticas migratorias; hacia ahí nos dirigimos».
«El drama es que hasta que no nos encontremos en cada barrio, en cada esquina, con el problema no espabilaremos; dramáticamente, la gente se irá dando cuenta», abundan estas mismas fuentes. Eso es lo que, a juicio de la formación conservadora, evitó que Vox cosechara el pasado 9 de julio resultados similares a los de sus homólogos europeos, tales como Agrupación Nacional en Francia. Marine Le Pen cosechó este pasado domingo el 33% de los votos en primera vuelta; el 17,9% en 2012. Esto es, ha doblado sus votos en poco más de una década.
Desde Vox están convencidos de que van a crecer exponencialmente, entre otras cosas, porque el PP «está entregado al globalismo», la izquierda «ni está ni se le espera», y el resto de formaciones políticas «están a otras cosas». De ahí que la apuesta de los conservadores por la agenda antimigratoria sea total.
Esta última semana, sin ir más lejos, la agenda conservadora ha oscilado en torno a este tema. El lunes, el portavoz nacional, José Antonio Fúster, dedicó la rueda de prensa a denunciar las «políticas migratorias buenistas» que derivaron en cuatro asesinatos cometidos por marroquíes en pocos días; el martes, Vox presentó una batería de medidas municipales contra los empadronamientos ilegales; el viernes, el propio Santiago Abascal amenazó al PP con romper los gobiernos autonómicos si acceden a acoger a los menas ubicados provisionalmente en Canarias.
El nicho está ahí, y crece a un ritmo muy acelerado. Recientemente, el Departamento de Seguridad Nacional ha señalado la inmigración ilegal entre las tres principales amenazas (sólo superada por la desinformación y un ciberespacio vulnerable), la mayoría de los españoles considera que hay «demasiados inmigrantes», y sólo el 3,4% profesa simpatía hacia los magrebíes, según Sigma Dos. Hasta el CIS señala la evidencia: un 66,2% de los encuestados en su estudio Desigualdad y tendencias sociales opina que existe un conflicto social «fuerte» o «muy fuerte» entre la población inmigrante y la nacida en España.
Esta preocupación se fundamenta en datos, publicados por THE OBJECTIVE y utilizados por Vox en redes sociales y en el Congreso de los Diputados: casi el 60% de los menores de 22 años presos en cárceles españolas son extranjeros; estos han cometido la mitad de los asesinatos de mujeres registrados este año (8 de 16); ya cometen la mayor parte de los delitos relacionados con la okupación (el 52%); y acaparan el 46% de las agresiones sexuales cuando son el 12,6% de la población (son cuatro veces más propensos a cometer este tipo de crímenes).
Una cuestión cultural
El silencio del resto de partidos en esta cuestión, que choca con la beligerancia que Vox está exhibiendo en redes sociales contra «los moros», les deja vía libre. Aunque saben que van a ser tildados de «racistas» por la izquierda política y mediática, desde el partido el discurso es claro: «Vox no tiene problemas con origen ni color de piel sino lo que traen en la cabeza», insiste Santiago Abascal en su discurso.
La doctrina del partido bebe de las tesis de Samuel Vázquez, presidente de Una Policía para el Siglo XXI y asesor parlamentario de los de Abascal, que atribuye el auge de la violencia (sobre todo la sexual) a «la llegada de inmigración ilegal desbordada de países en cuyas sociedades la mujer no vale nada».
Vázquez asevera que la criminalidad ha aumentado en el corredor mediterráneo porque «los procesos de inmigración de África han llegado por ahí», y estos son «desbordados», ya que «entra cualquiera»: «Puede entrar un tipo que ha violado en su país o un tipo al que han abierto la cárcel en su país porque ya no cabe más en la cárcel y les han dicho iros para Europa». Aunque «el resto del territorio español meseta y norte no ha tenido ese impacto», Vázquez advierte que «lo tendrá».
Vox y su suelo electoral
Vox, en palabras de Santiago Abascal, está «más fuerte y con más futuro» que nunca. El presidente del partido cerró la «temporada» (la próxima empieza en septiembre) con una rueda de prensa este viernes en Bambú en la que defendió que «es una fuerza nacional imbatible frente a todos los ataques» que «crece en todas las elecciones». Y lo cierto es que tras el batacazo del 23-J, donde consideran que tocaron suelo por la llamada al voto útil del PP y sus medios afines, así como por el silenciamiento de otros, han crecido en todas las convocatorias electorales.
Lo hicieron tímidamente en Galicia, donde sumaron 5.696 papeletas más que en 2020, mantuvieron sus escaños en País Vasco (1) y en Cataluña (11), donde también aumentaron su número de votos, y duplicaron su representación en las elecciones europeas, donde pasaron de tres a seis eurodiputados.
La conclusión que han extraído desde Bambú de esta carrera electoral es que «no vamos a desaparecer», y que el suelo electoral es el que tocaron el pasado 23 de julio. «El PP no va a conseguir con Vox lo que consiguió con Ciudadanos», avisan.
