El precio del aceite de oliva en los diferentes supermercados españoles lleva meses escalando. Según los expertos, al menos a corto plazo, la compleja situación vinculada al denominado ‘oro líquido’ no va a cambiar. Este producto «seguramente seguirá costando lo mismo«. Ni más ni menos.
En enero de 2024, todos los países de la UE informaron de un crecimiento de la inflación anual del aceite de oliva. El mayor incremento se registró en Portugal (+69% en comparación con este mismo mes de 2023), seguido de Grecia (+67%) y España (+63%).
Por el contrario, los menores aumentos de precios se registraron en Rumanía (+13%), Irlanda (+16%) y los Países Bajos (+18%), según informó Eurostat.
La oficina comunitaria de estadística indicó que el costo de este producto se disparó en el segundo semestre de 2023 con un aumento del 37% en agosto (en comparación con agosto de 2022). Esta tendencia se aceleró en septiembre (+44%) y octubre (+50%). El pico de la tasa de cambio anual se produjo en noviembre de 2023 (+51% en comparación con noviembre de 2022). En diciembre se produjo una pequeña desaceleración, ya que los precios eran un 47% más altos (en comparación con diciembre de 2022).
Una escasa producción
«El aumento del precio que se ha producido durante la campaña pasada y durante esta campaña, es consecuencia de la escasa producción», ha explicado Macarena Sánchez, gerente de Acora (Asociación Empresarial de Almazaras Industriales de Córdoba), en conversación con THE OBJECTIVE.
Por lo tanto, según ha contado la ingeniera agrónoma, si no hay producción suficiente para abastecer la demanda del mercado, los precios suben. «En cuanto a lo que va a pasar con el precio a corto plazo, considero que el precio no debe sufrir grandes altibajos puesto que el aceite producido en esta campaña no es suficiente para abastecer la demanda del mercado, por lo que consecuentemente los precios se mantendrán en estos niveles», ha aclarado.
«El comportamiento de los precios a largo plazo dependerá de la producción de la próxima campaña: si se produce suficiente aceite para cubrir la demanda del producto a nivel mundial, el precio se contendrá», ha añadido.
El aceite, dependiente de la climatología
Por su parte, Luis Carlos Valero, portavoz de Aceite de Oliva de Asaja (Jaén), ha afirmado que el olivo es un árbol de secano. Por ello, sobre todo en la cuenca mediterránea, depende de la climatología. «Esta primavera se espera que no sea tan seca», ha indicado.
Los condicionantes como el calor, la lluvia o el viento, según explica Valero, son fundamentales para que existan futuros cambios vinculados al precio de este producto. Aún así, hasta que no se vea el grano en el olivo (lo que suele ocurrir en mayo) «no se puede hacer ningún tipo de estimación».
Valero ha dejado muy claro que, «salvo que se hundiera el mercado», los precios actualmente no van a bajar. Según el experto, solo una circunstancia anómala como esta sería capaz de modificar la vigente situación del aceite de oliva. «No hay motivos para que baje, pero tampoco para que suba, porque ahora mismo este se adecúa al aceite que hay», ha concluido.
Primitivo Fernández, director de Anierac, coincide con las posturas expuestas. «El aceite que tenemos ya está producido y no hay mucho más», ha aclarado. «La primavera lluviosa podría cambiar todo», ha querido añadir.
Además, Fernández ha afirmado que el pasado febrero no ha sido un mal mes en cuanto a lluvia, «si esto continuará así podríamos pensar en cambios». El dirigente ha insistido en que el exceso de calor también influye en este sentido. «Tanto en el 2022 como en el 2023 hubo picos de calor y momentos críticos para la floración», ha recordado.
«Necesitamos agua y buenas temperaturas en los momentos clave de la floración», ha indicado. Asimismo, Fernández ha sentenciado que «los países productores de la UE somos importantes, pero también hay que pensar en otros como los del norte de África, debemos tener en cuenta al resto».
