Que la llamada guerra cultural la van ganando unos (o hunos), que no otros, se puede apreciar por los movimientos de retirada. Por eso y por los resultados en las elecciones. Aunque esto último se antoja demasiado obvio. No hace tanto, Disney dejaba claras sus intenciones. Vaiana, su penúltima heroína, fue creada como lo opuesto (o cuanto menos distinto) a una princesa al uso o incluso abuso. Sus piernas y brazos, musculosos y contundentes, estaban diseñados para la acción, afirmaban sus creadores, y sus facciones no reproducían el esquema Barbie de damisela en apuros. Es más, ella misma se permitía ironizar en riguroso directo sobre los gestos blandos de sus predecesoras. Digamos que Vaiana alcanzaba el punto más alto y brillante del patrón que, a partir de ‘La sirenita’,reformuló la clásica mitología de las princesas disney en relatos de emancipación y autoafirmación femenina. Y todo ello, ocurría a la vez que se dejaba caer la posibilidad cierta de que otra de las estrellas de la casa de Walt, la enérgica Elsa de ‘Frozen‘, pudiera ser, sin dramatismos, lesbiana.
Pues bien, olvídense. La que es la segunda entrega de Vaiana, lejos de profundizar (o tan solo continuar) el discurso emancipador que tanto irrita al gobernador de Florida, opta por ocultarlo. La heroína sigue siendo ella, pero se diría que de forma mucho más matizada, como sin querer, sin esa energía tan sorprendente y fuera de norma que guió la primera entrega. Se podría razonar, a modo de disculpa, que no es más que una consecuencia de la edad. En efecto, ya más cerca de la madurez, la protagonista no busca autoafirmarse ni distinguirse de nada ni de nadie, simplemente es ella. Pero, suena raro. En realidad, lo que se aprecia sobre la pantalla es un movimiento claramente conservador que afecta al conjunto de la película en todas y cada de sus facetas.
Desde el mismo argumento, ‘Vaiana 2’ tiene poco que ofrecer. En verdad, la película reproduce punto por punto el esquema de su predecesora. De nuevo, se trata del viaje del héroe en su sentido más clásico, en su acepción más cercana al mismísimo Joseph Campbell. Nuestra particular émula de Ulises cumple un ciclo trágico contra la ira de los dioses antiguos para proteger a los suyos. Tras la ciudad sitiada, el regreso a casa. Si antes tuvo que aprender a navegar contra las convenciones de género y las tradiciones claramente machistas, ahora, con la asignatura aprobada, el trayecto se antoja más monótono. La pelea es solo contra los elementos, no contra éstos y, más importante, contra sí misma como fue antes.
En lo formal, eso sí, ‘Vaiana 2’ demuestra todo su potencial para la sorpresa y hasta el hipnotismo. De hecho, la película discurre como una serie de ‘tableaux vivants’ inconexos entre sí; tan gozosamente deslumbrantes como, admitámoslo, felizmente inexplicables. El trabajo a la dirección de David G. Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller barroquiza hasta el extremo la propuesta anterior de Musker y Clements. Si la primera ‘Vaiana‘ siempre tuvo claro que su apuesta era por una forma que no desmereciera nunca el muy vivaz y oportuno contenido, ahora todo se antoja ilusionismo formal, todo obedece a un despliegue de poderío técnico y imaginativo real y sorprendentemente Disney.
Pero algo se pierde por el camino. Y ese algo no es más que un muy calculado ejercicio de conservadurismo ‘ad hoc‘ que desmerece el viaje de una heroína demasiado pendiente de no molestar a sus enemigos; enemigos que, en verdad, son los de la comunidad entera, los de todos nosotros.
—
Dirección: David G. Derrick Jr., Jason Hand, Dana Ledoux Miller. Guion: Jared Bush, Dana Ledoux Miller. Historia: Jared Bush, Dana Ledoux Miller, Rebekah F. Smith. Duración: 99 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.