En el libro ‘Canciones’ que Federico García Lorca regaló a su amigo Vicente Aleixandre, hoy perdido, había una sencilla dedicatoria que rezaba: «Por fin en Velintonia». Esta anécdota, recordaba ayer Alejandro Sanz, presidente de la asociación de amigos del poeta (AAVA), es la muestra … perfecta de la importancia de una residencia que fue un hogar de «amistad, amor y poesía», el punto de encuentro de las mejores generaciones de escritores del siglo pasado. «No hay poeta que no visitara Velintonia», destacó Sanz sobre un hogar que, a partir de ahora, también podrán disfrutar «todos los españoles y cuantos nos visiten», subrayó ayer Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la región, en su visita a este bien que el ejecutivo comenzará a «restaurar y reabrir progresivamente» hasta 2027 para convertirlo en un espacio de homenaje. De hecho, anunció también el ejecutivo regional, a finales de este mes ofrecerán una jornada de puertas abiertas con visitas guiadas y otras actividades gratuitas.
«La Comunidad de Madrid hace justicia así a un poeta extraordinario y a varias generaciones de artistas e intelectuales», señaló ayer Ayuso, que recordó que Aleixandre, refugiado en su casa por su delicada salud, recibía allí a sus amigos «y a quienes querían conocerle». «Este fue uno de los centros culturales más importantes de nuestras letras», añadió la presidenta, que subrayó también el valor de esta residencia como monumento a la concordia y a la amistad entre españoles «de todas las regiones y generaciones», como las del 98, la del 14 y la del 27, que configuran la Edad de Plata. «Los mejores escritores, científicos, filósofos, políticos y artistas de nuestra historia se han admirado y han hecho su obra en continuidad», apuntó.
De hecho, Aleixandre entabló amistad con Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Miguel Hernández, entre otros, pero también con poetas de la posguerra como Rafael Morales, Claudio Rodríguez, Leopoldo de Luis, Juan Luis Panero, Francisco Brines, Carlos Bousoño, José Luis Cano o José Hierro y miembros de la generación de los novísimos, como Luis Antonio de Villena, Vicente Molina Foix, Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Antonio Colinas, Guillermo Carnero, Marcos Ricardo Barnatán, Javier Lostalé y Jaime Siles.
«No hay una casa en toda Europa en la que hayan confluido tantos poetas, comparable a esta tanto por su dimensión histórica y cultural como por su simbolismo. En Velintonia laten los recuerdos más imperdurables, los de quienes dignificaron nuestra lengua con su obra, con su verbo encendido y apasionado», destacó Sanz frente al cedro libanés que plantó Aleixandre hace casi cien años en el jardín de lo que entonces era el número 3 de la calle Wellingtonia, de ahí el nombre, castellanizado, que se le da hoy a la finca.
El gobierno regional, que comprendió pronto que el valor simbólico de este espacio era muy superior a su valor de mercado, trató de llegar a un acuerdo con el Ministerio de Cultura para adquirir el inmueble. No obstante, las negociaciones no llegaron a buen puerto, por lo que la Comunidad de Madrid acabó haciéndose con el inmueble en abril por 3,1 millones de euros, después de ser la única candidata que se presentó a la puja.
La reforma
Ahora, el ejecutivo tiene por delante el reto de rehabilitar una casa que lleva más de 40 años deshabitada. Una huella que se percibe en las paredes, castigadas por los hongos y las humedades. «El primer proyecto es consolidar la residencia para que no se venga abajo. Aunque eso no va a pasar, porque hubo bombas durante la Guerra Civil que cayeron sobre ella y no la tiraron porque, afortunadamente, tiene una estructura metálica. Pero hay que arreglar la cubierta, las humedades, recuperar los muebles, luchar porque el archivo de Aleixandre vuelva al Velintonia… Nos queda por delante un bonito recorrido emocional de recuperación», subraya el presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, que hace de cicerone en la visita por este espacio hoy casi diáfano donde hay que imaginar los encuentros que tuvieron todos estos grandes escritores y poetas de principios del siglo XX. «Se trata de reconstruirlo pero dejando la esencia de lo que fue. No hay que transformar esta casa en nada moderno», añade Sanz.
Arriba, la visita de Ayuso al interior del antiguo hogar de Vicente Aleixandre. Abajo, la chimenea del recibidor que servía de antesala del salón y la biblioteca donde el poeta recibía a las visitas. A la derecha, las llaves de la casa que compró la Comunidad de Madrid por 3,1 millones de euros
Velintonia vivió dos etapas. La primera, desde que llegó Vicente Aleixandre con su familia (y cinco empleados del hogar), en 1927 –«el 2 de mayo, día de la Comunidad», cita Sanz–, hasta la Guerra Civil, cuando el poeta tuvo que mudarse por los bombardeos. Después, en 1940, solo Vicente Aleixandre y su hermana Conchita volvieron a la casa que había diseñado el arquitecto Lorenzo Gallego Llausás, por lo que decidieron quedarse a vivir en la planta de calle y alquilar el piso superior. De ahí que la distribución de algunas estancias cambiase de una época a otra. Entre todas, destaca la antigua biblioteca, donde el poeta solía recibir visitas. También el dormitorio de Aleixandre, con vistas al jardín, donde concibió gran parte de su obra. Y la cocina, que fue inicialmente un salón donde tocaba el piano y recitaba versos Federico García Lorca; una estancia que da acceso al inmenso sótano donde vivía el servicio.
Ya tienen localizados, para que vuelvan cuando antes a Velintonia, algunos de sus muebles más emblemáticos , como el dormitorio, que se encuentra en el Centro Cultural Generación del 27 de Málaga, o el sofá cheslón donde los poetas conversaban durante horas.
«Máxima protección»
En paralelo, anunció la presidenta, trabajarán para catalogar esta casa, que es Bien de Interés Patrimonial (BIP) desde 2022, como Bien de Interés Cultural (BIC), «para garantizar al máximo su protección como ya hicimos con el archivo del poeta». Velintonia, destacó Ayuso, será el «hito central» de una ruta de la Edad de Plata que se extiende también por la Residencia de Estudiantes, el Rastro, la sierra de Guadarrama o Aranjuez.
El objetivo de todo este trabajo de recuperación es poder abrir totalmente esta casa museo en 2027, coincidiendo con el centenario de la Generación del 27 y el 50 aniversario de la concesión del Nobel a Vicente Aleixandre. Quién sabe si entre los nuevos visitantes habrá otra generación de ilustres escritores.