La madrugada del domingo, el alto consumo de alcohol y un cansancio por un presunto asedio policial habría sido la chispa que llevó a Luis Manuel Brazobán Núñez, un prestamista de Villa Mella, a sacar su pistola legal frente a una patrulla, según parientes.
Brazobán celebraba sus 50 años en una discoteca del sector, pero al salir al parqueo y encontrarse con varios agentes, la fiesta se convirtió en un recorrido de tensión que terminó con su muerte a pocos metros de su casa.
Con más de 250 mil pesos en los bolsillos, creyó presuntamente que los policías intentarían una vez más asediarlo y respondió apuntando con el arma.
Bajo los efectos del alcohol, se negó a soltarla. Ese gesto encendió la confrontación con los agentes, que lo siguieron durante unos 300 metros solicitándole que bajara la pistola.
“Él no bajó la pistola porque estaba harto de que lo macutearan”, contó un familiar, quien no quiso identificarse.
Un amigo trató de interponerse entre él y los policías, suplicándole que cediera, pero Brazobán, tambaleante, siguió avanzando apuntando hacia los uniformados. Al manipular presuntamente su arma de fuego, provocó la respuesta letal de los policías.
Según el pariente, el prestamista llevaba tiempo quejándose de la presión policial.
En dos ocasiones anteriores le habían quitado su arma de fuego legal y tuvo que pagar 50 mil y 40 mil pesos para recuperarla.
“Me dijo que estaba harto de los policías. Dos veces le quitaron su pistola: una vez le pidieron 50 mil y otra 40 mil. Me dijo: no les voy a dar más, yo no vendo droga, yo me gano mi cuarto legal, no voy a darle mi dinero a la Policía”, recordó.

“No querían matarlo”
Justo de la Rosa, primo del hoy occiso, consideró que la intención de los policías no era acabar con su vida, sin embargo, la situación escaló.
“Ellos no querían matarlo. Lo conocían desde hacía tiempo y en varias ocasiones hasta lo habían cuidado y escoltado a su casa”, indicó, al tiempo de señalar que el fallecido sé habría quejado anteriormente de los policías.
Resaltó que pasada las 3:30 de madrugada todo se complicó, debido a que su primo estaba alcoholizado: “él tenía que bajar la pistola, a la autoridad no se puede amenazar, la Policía no quería cometer errores, el borracho tiene patas cortas”, manifestó.

Niegan arma ilegal
Los familiares del fallecido rechazaron la versión policial que lo vinculaba con un arma ilegal.
Aseguran que la pistola estaba debidamente registrada y que su permiso tenía vigencia hasta el año 2026.