Vox piensa en el largo plazo y el PP en el corto. La ruptura de los de Abascal por oponerse al acuerdo de acogida y reparto de menas por las Comunidades Autónomas, no beneficiará a ninguno de los dos exsocios en los gobiernos regionales.
El PP por mucho que se distancie de Vox no va a lograr atraer los votos a su izquierda y no recuperará los que están a su derecha. Si además carece de un liderazgo fuerte, de un equipo competente que haga de gobierno en la sombra y de unos principios y valores claros es difícil que pueda llegar al poder salvo por demérito del contrario o fuerte crisis económica. Y de momento no se dan ninguno de los dos casos.
«Vox tras las purgas en el partido y con el triunfo de Alvise en las europeas no ha perdido, sino que ha ganado 300.000 votos en las últimas europeas»
Vox tras las purgas en el partido y con el triunfo de Alvise en las europeas no ha perdido, sino que ha ganado 300.000 votos en las últimas europeas. El partido de extrema derecha busca distanciarse de la fagocitación de los populares en busca de su propia identidad y pensando en el largo plazo a que suceda algo parecido a lo que ya acontece en Francia, Italia, Alemania, Holanda, Suecia, Finlandia o Dinamarca donde la inmigración es uno de los temas centrales del debate político y el descontento lo capitaliza la ultraderecha.
El partido de Abascal ha llegado para quedarse. Con el independentismo catalán surgió con fuerza, y ahora busca en la inmigración un nuevo leit motiv para consolidarse. A largo plazo las tendencias de envejecimiento de población y la necesidad de trabajadores extranjeros, le podría llevar al porcentaje de voto de otros partidos similares de la Unión Europea. Aunque en España la inmigración, en su mayor parte latinoamericana y rumana no causa problemas, habrá que ver qué sucede en unos años y cómo reacciona la ciudadanía ante los problemas de pérdida de identidad.
Por otro lado, la lucha intergeneracional también se hace patente en España donde los partidos tradicionales pescan en los caladeros de los pensionistas mientras los más jóvenes ven como son olvidados a la hora de encontrar empleo o vivienda y se acercan al partido de Abascal. Vox también se ha convertido en un referente para el voto del campo tras las protestas de los agricultores por la política europea y en favor de la desaceleración de la agenda climática.
La estrategia de Vox en Europa se derechiza cada vez más. El partido antiinmigración se ha unido al tercer grupo político del Parlamento Europeo que comandan Le Pen y Orban a la espera de que Trump llegue de nuevo el próximo noviembre a la Casa Blanca. El abandono del grupo de Meloni y su realineamiento más a la derecha con Los Patriotas coloca al partido de Abascal de nuevo en el foco.
Pese al triunfo de Tusk en Polonia, del Laborismo en Reino Unido y la derrota de Reagrupamiento Nacional en Francia, el populismo no está tan de capa caída en Europa como se podría pensar. Si analizamos el porcentaje de votos en Francia, el partido de Le Pen ganó el 37% de los votos en la segunda vuelta de las legislativas y prepara su asalto en las presidenciales de 2027 a la espera de que el nuevo gobierno sea caótico e inestable. En Reino Unido, el partido xenófobo de Nigel Farage entró por primera vez en el parlamento británico con cerca del 15% de los sufragios y cinco escaños debilitando a un partido Conservador en horas bajas, y veremos de lo que puede ser capaz con sus dotes de comunicador y su política antiinmigración.
Todos los movimientos de Vox tanto a nivel nacional como europeo buscan recuperar el protagonismo, diferenciarse del PP para evitar caer en sus fauces, capturar votantes de Se Acabó La Fiesta y consolidarse como la única alternativa que ofrece seguridad ante la llegada de inmigrantes a la espera de que todo vaya a peor, siguiendo la estela de otros partidos de ultraderecha europeos.