El actual contexto geopolítico, que pone en riesgo las cadenas de suministro en Europa de los denominados minerales críticos, esenciales para la transición energética, ha llevado a Brusela a impulsar y apoyar medio centenar de proyectos estratégicos de explotación de este tipo de materias primas en territorio de la Unión Europea, siete de ellos en España, de los cuales dos se llevarán a cabo en Andalucía (en Sevilla y Huelva).
El plan de la Unión Europea no está cerrado y no se descarta financiar otros proyectos. En este contexto, Córdoba se sitúa como la provincia con más de la tercera parte de los indicios de minerales críticos y tierras raras que hay en toda la comunidad autónoma: 599 de los 1.993 que se señalan.
Los materiales críticos localizados en este mapa son el antimonio, la barita, el bismuto, el cobalto, cobre, estroncio, feldespato, fluorita, fosfatos, grafito, litio, magnesio, manganeso, niquel, platinoides, silicio, tierras raras, titanio, vanadio y wolfranio. En el caso de las tierras raras, «aunque en Andalucía no hay, estrictamente, indicios mineros de tierras raras, éstas se han encontrado asociadas a yacimientos de otros minerales, formando parte de su red cristalina, como la barita o los granates», se recoge en el citado mapa.
[PINCHA AQUÍ PARA CONSULTAR EL MAPA]
¿Y cuáles de estos minerales se pueden localizar en Córdoba? Según los datos recabados por la Junta, por un lado hay niveles «altos» de filones de barita-fluorita en la Zona Ossa-Morena (ZOM) y en la Zona Centroibérica (ZCI), pero detectados en roca total y en relación a las facies graníticas del Batolito de los Pedroches.
En el caso del antimonio, en Ossa Morena, al Sur de Espiel, se encuentra un conjunto de mineralizaciones filonianas «con gran potencial». Las zonas de barita más atractivas están al Norte de Córdoba y Jaén.
La mayoría del bismuto está localizado en la ZCI, entre Torrecampo y Cardeña; y en Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. «Por su interesante paragénesis y asociación con cobre y oro, minerales que siguen teniendo interés económico y que en caso de una posible explotación del yacimiento, las altas leyes en bismuto, ayudarían en gran manera a la rentabilidad de la explotación», recoge el mapa.
Cobalto y wolframio
En cuanto al cobalto, en la provincia cordobesa se localiza en Ossa Morena, mientras que la fluorita estaría concentrada en las provincias de Granada, Almería, Córdoba y Málaga. Se han reconocido «algunos indicios de muy escasa entidad» en lo relacionado con los fosfatos. Se encuentran dos antiguas explotaciones en la Cuenca del Guadiato (Córdoba) y en Puebla de los Infantes (Sevilla).
Finalmente, la zona de mayor interés para hallar wolframio está al norte de la provincia de Córdoba, en el sector oriental del batolito de Los Pedroches. Se divide en dos subzonas: una al sur del batolito, de Montoro hasta el sureste de Villanueva de Córdoba; la otra, de unos 80 kilómetros, se extiende desde la Sierra de Andújar hasta las proximidades de Belalcázar.
Según apunta el ingeniero en la Litoteca de Sondeos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) de Peñarroya-Pueblonuevo y profesor sustituto en la Universidad de CórdobaClemente Molina, la dependencia de Europa de terceros países para conseguir estos minerales estratégicos es absoluta, y el riesgo de escasez de suministro es cada vez mayor, de ahí la importancia de apostar por la producción doméstica.
«La zona Norte de la provincia de Córdoba siempre ha sido minera, desde los romanos; aquí existen mineralizaciones de antimonio, fluorita, bismuto, wolframio y también estaño que, si bien no está en la lista de minerales críticos, es muy importante para la economía». En concreto,
Clemente Molina, El norte de la provincia siempre ha sido minero y esos indicios. La UE tiene en la última lista 34 minerales fundamentales, de la lista de 17 puede haber cobalto, pero en la zona del norte de Córdoba hay mineralizaciones de antimonio, fluirita bismuto, wolframio también, estaño no fundamental pero muy importante para la economía». De hecho, este material está presente en múltiples aplicaciones electrónicas, con un papel clave en el desarrollo de circuitos electrónicos, semiconductores o baterías. Su peso se verá reforzado además por la fuerte electrificación de la economía, por su uso en los vehículos eléctricos y paneles solares.
Molina recuerda que ya hay muchos proyectos de investigación y exploración en marcha, «pero es fundamental el apoyo de la UE para que esas iniciativas mineras vean la luz. Europa ha estado ‘dormida’ porque hemos importado mucho, pero ya está despertando y percibiendo la relevancia de ser autosuficientes», explica el experto.