Toda película necesita un villano. El gran éxito de Isabel Díaz Ayuso —que en 2019 perdió las elecciones, gobernó con Ciudadanos, era una política desconocida y, seis años después, ya es una de las principales figuras políticas de España— reside en la comunicación. El equipo de la presidenta madrileña situó a Pedro Sánchez como su principal enemigo allá por 2020, con la pandemia. Madrid, como la antítesis de La Moncloa. Una pica en la Puerta del Sol. El eje central de una oposición nacional a La Moncloa. Salir en todas las televisiones nacionales cada dos por tres. Solapar los focos de los principales dirigentes del PP.
Desde entonces, el nombre del presidente del Gobierno aparece en todos los plenos de la Asamblea, en todas sus entrevistas, en todas sus intervenciones. Es, a su juicio y el de su equipo, el culpable de todos los males de los madrileños y de España. Este jueves, a pocos minutos del inicio del pleno semanal, el portavoz popular, Carlos Díaz-Pache, ha dado un paso más, por su cuenta, y sin ninguna pregunta previa de la prensa:
—En España no hay división de poderes. Esto tiene un carácter ya de dictadura boliviariana caribeña.
Tras esta intervención, el pleno madrileño de este jueves ha servido para observar que las relaciones entre PP y Vox atraviesan el peor momento de la legislatura. Isabel Pérez, la nueva portavoz de Santiago Abascal en la comunidad—y huérfanos tras el cese de la mediática Rocío Monasterio el pasado octubre— busca en cada sesión ser más conocida para el gran público madrileño, con intervenciones grandilocuentes y a veces disparatadas, centradas siempre en la inmigración para arañar votantes. “Hay acentos que no deberían estar en Madrid”, ha dicho, en una pregunta que criticaba las subvenciones públicas que reciben los sindicatos “comegambas” en la capital. Pérez ha terminado por sugerir que Ayuso defiende hasta la yihad islámica.
Ayuso, visiblemente harta de la portavoz de Vox, no se ha andado con historias. “¿Quién defiende la yihad? Atacan al PP en todos los plenos con mentiras y demagogia. Crean problemas donde no los hay. ¡Fomentan la división con lo que está viviendo España! […] Son irrelevantes. No sirven para nada. Es lamentable”. La portavoz de Vox ha bebido agua. Ha hecho el gesto de ponerse un velo mirando a Ayuso. Y se ha marchado del pleno. No es nada fácil vivir en una dictadura bolivariana y, a la vez, vivir con la libertad de su capital.
PSOE y Más Madrid han recordado a la presidenta madrileña que las listas de espera sanitaria han superado el millón, que apenas se han medicalizado las residencias, que no se sabe cómo ha pagado el piso en el que vive la presidenta, que activara el nivel máximo de emergencia con el apagón y, por tanto, el Gobierno de Sánchez llevara el timón de la Comunidad de Madrid. “No pueden disimular la alegría cada vez que hay una mala noticia para los españoles”, ha dicho la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot. “Son de lo cuanto mejor, peor”. La socialista Mar Espinar ha sido más incisiva:
—Deje de camuflar su negligencia. No somos Pablo Casado y no nos vamos a ir.
Ayuso, que apenas mira al resto de portavoces cuando estos preguntan, ha contestado por primera vez sobre el piso en el que vive:
—No tengo piso. No tengo ático. No tengo un dúplex.
La presidenta y su pareja, Alberto González Amador, viven en dos pisos en el barrio de Chamberí, uno encima del otro, que fueron adquiridos hace más de dos años por un valor total de 1,8 millones de euros.
Luego, ha justificado que el Gobierno de Sánchez tomara el timón de Madrid durante el apagón —una petición que ella misma solicitó activando el nivel máximo de emergencia— porque no sabía qué podía ocurrir. “No quería ver otra vez las imágenes de Valencia de los ciudadanos abandonados por culpa de un gobierno negligente que no está donde se le necesita”. El PP ha aplaudido de inmediato, aunque la idea iba dirigida hacia Sánchez y, en realidad, haya dejado al presidente popular valenciano, Carlos Mazón, a la altura del betún.
