La Universidad Complutense lleva más de dos meses sin informar públicamente sobre el estado de la investigación del presunto acoso sexual perpetrado por Juan Carlos Monedero. La Universidad informó de la apertura del expediente el pasado 20 de febrero, cuando anunció haber recibido «una denuncia ante la Unidad de Igualdad de la UCM, que afecta al profesor de esta Facultad, Juan Carlos Monedero». Seis días después, informó de que el cofundador de Podemos había pedido una baja laboral, y que la Facultad de Ciencias Políticas buscaría a un sustituto para el desarrollo de la actividad académica. «Hasta nuevo aviso», anunció esa Facultad. La pelota pasó entonces a manos del Rectorado, que lleva más de dos meses sin informar sobre el desarrollo o posible resultado de la investigación.
La investigación de la Complutense se abrió poco después de estallar el caso Monedero, con audios de colaboradores del programa de Iglesias y otros referentes del espacio político de Podemos que señalaban al cofundador del partido. En un puñado de días, Monedero se vio involucrado en una polémica muy parecida a la que arrolló a Íñigo Errejón en el pasado mes de octubre y que acabó con su carrera política. Monedero tuvo que apartarse de la enseñanza después de que la Universidad recibió la denuncia de una estudiante por un presunto caso de acoso.
Monedero pidió una baja laboral. Aunque fuentes académicas señalaban a ese diario que si bien la Universidad no activó una suspensión cautelar, se le recomendó de forma confidencial dar un paso a un lado. La Facultad de Ciencias Políticas trasladó públicamente a través de su comunicado del 26 de febrero la «lógica preocupación existente entre el alumnado de nuestra Facultad» por las informaciones sobre Monedero. El profesor impartía las clases de Teoría política contemporánea en el doble grado de Derecho y Ciencias Políticas, y Teoría y práctica de las democracias en el grado de Relaciones Internacionales.
Dos meses de silencio
Monedero defendió su inocencia cuando la Complutense publicó su primer comunicado. Habló de «persecución» y de la «desaparición de la presunción de inocencia». «Ya sabemos desde Julian Assange que hay acusaciones que son eficaces. Porque desaparece la presunción de inocencia y le corresponde al acusado probar que no es culpable. Pero eso forma parte de una persecución, no de un comportamiento correcto», escribió en las redes sociales. Reclamó que «cualquier comportamiento no puede ponerse bajo sospecha» y que «algo tan sensible no puede ser un arma para desacreditar a adversarios políticos, porque tergiversa la realidad y confunde la opinión pública».
Más allá de los audios desvelados de compañeros del partido y de la acusación de una ex eurodiputada de Podemos, el caso de la denuncia de una estudiante amenazaba con la apertura de una causa judicial. Si la investigación de la Complutense detecta un presunto caso delictivo, su obligación es transmitir a las autoridades judiciales competentes el asunto, para que lo investigue, según explican fuentes académicas. Y aunque se esperaba un resultado de esta investigación en tiempos razonablemente reducidos, de momento han pasado más de dos meses y oficialmente se desconoce en qué estado se encuentra el asunto.
Este periódico se ha puesto en contacto con la Universidad Complutense para saber en qué momento está la investigación sobre el presunto caso de acoso. Pero la entidad pública se limita a señalar que «tratándose de un expediente de información reservada de carácter confidencial, no estamos en disposición de facilitar información sobre su contenido, estado o posibles plazos». Otras fuentes académicas de la Facultad de Políticas afirman desconocer el desarrollo de la investigación. Todo el asunto está, en efecto, en manos del Rectorado, que es el organismo que en este momento es responsable de lo que atañe a esta denuncia por presunto acoso sexual.
