narcotráfico
Los agentes acudieron a una inspección para desmantelar un cultivo de marihuana cuando fueron recibidos a escopetazos. «No sabíamos si saldríamos de allí vivos»
Los tres traficantes fueron detenidos y condenados a siete años de prisión. Los guardias han vivido el trágico episodio de sus compañeros en Barbate con «muchísimo dolor e indignación»
Hay que estar ahí para poder saber lo que se siente. Cuando un solo segundo te puede separar de estar vivo o estar muerto. Cuando acudes a un aviso o en un día supuestamente normal de trabajo puedes enfrentarte a ganar o perderlo todo. Saben que es su cometido, que por eso están donde están y se dedican a lo que se dedican pero las circunstancias también juegan en esta ruleta y más aún si el que está enfrente la hace girar sin escrúpulos y sin respeto a nada ni nadie. Como el que no tiene nada que perder.
Y en una de esas se vieron hace unos años los guardias civiles del cuartel de Villamartín Antonio, Andrés y Vicente. Miembros del equipo de judicial que iban aquel día a inspeccionar una finca donde parecía que se cultivaba algo más que fruta o verdura. Aquello olía mucho a marihuana y las pistas que tenían lo fueron confirmando.
Sin embargo apenas les dio tiempo de ver las plantaciones. Era un jueves de septiembre de 2020. Ocurrió en una finca de la zona del Tarajal, en el Coto de Bornos, Sierra de Cádiz. Y así lo recuerdan: «Nos acercamos y empezamos a escuchar los ladridos de un perro… entonces nos empezaron a dar voces, nos identificamos pero aún así ya nos comenzaron a amenazar con matarnos». No hubo tiempo para mucho más.
«Empezaron a dispararnos… ni los vimos», rememora uno de ellos. «Nos pegaron unos cincuenta tiros. Los tres resultamos heridos». Los impactos se hicieron con una escopeta de caza. A cartuchazos. «Yo me llevé uno en el pie que me lo destrozó, tuve que ser evacuado». «Yo recibí 23 impactos. Todavía tengo plomillos» – y muestra uno de ellos en la mano-. «Y yo muy cerca del oído, tardé en recuperarme», cuentan ahora con una sorprendente tranquilidad, quizá la que les dio la propia supervivencia.
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