España y Argentina han retomado canales de diálogo pese a la crisis diplomática que estalló a raíz de que el presidente Javier Milei cargase en Madrid contra la esposa del jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. El titular español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo la semana pasada la primera conversación telefónica con su homologa argentina, Diana Mondino, desde que España retirase a su embajadora en Buenos Aires. Ambos ministros coincidirán a finales de septiembre en un desayuno de cancilleres iberoamericanos en los márgenes de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, aunque aún no se sabe si aprovecharán para tener un encuentro bilateral.
Fuentes conocedoras de la conversación indicaron que esta, a iniciativa de la canciller argentina, se desarrolló en un “tono cordial” y en el curso de la misma ambos ministros abordaron el conflicto de Oriente Próximo, entre otros asuntos. El diálogo se produjo en un contexto de coincidencias de ambas diplomacias en distintos foros multilaterales: España y Argentina suscribieron la declaración difundida el pasado viernes en Santo Domingo (República Dominicana), en la que una veintena de países instaban al régimen de Maduro a cesar en la represión y difundir las actas de las recientes elecciones venezolanas; y todos los cancilleres iberoamericanos, incluida la argentina, aprobaron que la XXX cumbre de dicha comunidad, en 2026, se celebre en España.
Aún queda un largo camino para la plena normalización de relaciones, que solo se producirá cuando España designe a un nuevo embajador en Argentina, tras la llamada a consultas en mayo pasado de la diplomática María Jesús Alonso Jiménez, que se transformó pocos días después en retirada definitiva. El desencadenante de la crisis fueron las palabras de Milei en el mitin preelectoral celebrado por Vox en la madrileña plaza de Vistalegre, donde dijo que Pedro Sánchez tenía una “mujer corrupta”. En los días siguientes siguió la escalada de insultos, calificando al jefe del Gobierno español de “cobarde”, y se justificó alegando que el ministro de Transportes español, Óscar Puente, le había atacado antes al sugerir, en una charla con jóvenes, que se drogaba.
La retirada de la embajadora es una de las medidas más duras de protesta diplomática. Sin embargo, la canciller argentina le restó importancia y calificó de “anécdota” la crisis con España, un asunto “interno y político” que no afectaba a las relaciones entre las dos sociedades, según dijo en un acto con empresarios en Buenos Aires. Milei regresó en junio a Madrid, donde fue galardonado por la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y volvió a cargar contra Sánchez.
Uno de los obstáculos para la plena normalización es el carácter impredecible del mandatario argentino. Su último exabrupto lo lanzó el pasado día 6 cuando, a raíz de las pintadas realizadas por un grupo ecologista en la casa del futbolista Lionel Messi en Ibiza, escribió en la red social X: “En España, los comunistas que quieren ‘asesinar a los ricos y abolir la policía para terminar con el cambio climático’ vandalizaron una casa de Lionel Messi y su familia. Me solidarizo con la familia Messi por este cobarde y delirante suceso y le solicito al gobierno de Pedro Sánchez que garantice la seguridad de los ciudadanos argentinos que habitan en el Reino de España”.
La frialdad de las relaciones entre los dos gobiernos llevó a que Milei y Sánchez se evitaran en el foro internacional sobre la paz en Ucrania celebrada el pasado 16 de julio en Suiza, Más difícil les resultará hacerlo en los das cumbres en las que coincidirán el próximo mes de noviembre: la del G-20, en Río de Janeiro (Brasil) y la de la Comunidad Iberoamericana en Cuenca (Ecuador).
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Ambos gobiernos tienen motivos para tratar de impedir que sus diferencias políticas e ideológicas afecten a las relaciones bilaterales: España es el segundo inversor extranjero en Argentina (con un stock acumulado de 18.000 millones de euros) y la colonia española en dicho país es la más numerosa del mundo (482.176 ciudadanos).