El por entonces cardenal Robert Prevost pronunció el siguiente discurso en su despedida como obispo de Chiclayo (Perú) en abril de 2023. En 2014 el Papa Francisco le había enviado a Chiclayo como administrador apostólico, con el delicado encargo de reconciliar a dos corrientes enfrentadas en la conferencia episcopal peruana. Fueron años felices y solicitó la nacionalidad peruana. Estuvo allí solo nueve años, pues en 2023 el Papa Francisco lo trajo de regreso a Roma, esta vez poniendo en sus manos uno de los dicasterios más delicados, el que se ocupa de seleccionar a nuevos obispos en todo el mundo. Luego lo hizo cardenal. Le costaba marcharse, pero obedeció.
Discurso íntegro de Robert Prevost cuando se despidió de la diócesis de Chiclayo
Quisiera compartir a nivel más personal una frase de un fundador de un grupo de misioneros que vinieron de Estados Unidos hace muchos años. Trabajaron en el Perú y en otros países. Y este misionero dijo una frase que me hace pensar mucho y la comparto también con ustedes en esta celebración: «un misionero va donde no es querido, pero sí lo necesitan; y se queda hasta que es querido, pero ya no tan necesitado». Como dije aquel primer día cuando un periodista me llamó a preguntar cómo me sentía al ser nombrado por el Santo Padre a esta nueva misión, nuevo encargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos. Lo que nació espontáneamente en mi corazón fue precisamente que soy un misionero, he venido enviado, he estado con ustedes y con mucha alegría durante estos ochos años y cinco meses. Pero, ahora, el Espíritu Santo, a través de nuestro Papa Francisco, me dice una nueva misión. Y aunque puede ser difícil para muchos, hay que seguir adelante, hay que responder al Señor, hay que decir sí Señor, si tú me has llamado voy a responder. Pido sus oraciones. Pido que ustedes sigan adelante como Iglesia. Qué hermoso es ver nuestra catedral llena de tantas personas que quieren celebrar la Pascua, que quieren decir sí Señor, creemos en ti, creemos en tu amor, en tu presencia, en tu gracia. Y que sigamos caminando todos. Desde pasado mañana, en adelante, Chiclayo estará presente en el corazón de la Iglesia, en el Vaticano. Es el Espíritu Santo quien acompaña a todos cuando estamos viviendo con fe, cuando de verdad queremos nosotros también experimentar esa alegría de Cristo Resucitado. Y cuando nosotros también, como los discípulos al llegar al sepulcro vacío, vemos con fe que Cristo jamás nos abandona. Cristo Resucitado sigue caminando con nosotros. Que Dios nos bendiga siempre. Que bendiga la Iglesia de Chiclayo. Que bendiga la Iglesia universal. Y que seamos siempre fieles a este llamado del Señor. Así sea.