Las Fuerzas de Seguridad lo habían advertido: el dispositivo para evitar actos de pillaje en las zonas más afectadas por la tragedia de Valencia no sólo se iba a mantener, sino a intensificar. La prueba de ello es que las cifras de detenidos no hacen más que aumentar. A la hora de redactar esta información ascendían a 64, cincuenta de ellos realizados por la Policía Nacional y catorce por la Guardia Civil.
Como ya ha informado ABC, la miseria humana de estos individuos les ha llevado a desvalijar, incluso, vehículos que tuvieron que ser abandonados por sus dueños para evitar ser engullidos por el agua. Cuatro de estos individuos fueron detenidos por la Policía, que además ha puesto a disposición judicial a otros cinco sujetos por el desvalijamiento de una joyería del centro comercial Bionaire de Aldaya.
La Fiscalía ha ordenado pedir prisión incondicional para todos los arrestados, y los jueces parece que van a seguir ese criterio. Se les acusa, alternativamente, de hurtos o robos con fuerza, en función de las circunstancias. Las penas, de tres a cinco años en su grado máximo, que es el que va a pedir el ministerio público.
Hay que insistir en las dificultades que presenta un dispositivo de este tipo, porque el área afectada es muy extensa, las comunicaciones por carretera muy precarias, de modo que aún hay puntos a los que no se ha podido acceder, y los criminales aprovechan cualquier resquicio para colarse en comercios, supermercados y casas. Además, buena parte de los recursos hay que seguir dedicándolos a apoyar a los ciudadanos.
Las Fuerzas de Seguridad en la Comunidad Valenciana están desplegadas al máximo de su capacidad y con todos los medios materiales disponibles, pero aun así es muy complicado que puedan llegar a todos los lugares donde son requeridas, lo que provoca el desánimo de una población agotada y desesperada por su situación.
Crece la tensión en las zonas más afectadas
La tensión crece en las zonas más afectadas y se hace imprescindible que todos los ciudadanos afectados sientan muy cerca la presencia del Estado para que los ánimos no se desborden. Algunos bulos difundidos anoche por redes sociales, según los cuáles se había producido un asalto a una armería, tampoco ayudan, sobre todo porque en el mismo mensaje se incitaba a la población a ir fuertemente armada para evitar asaltos.
La magnitud del desastre hace que cualquier dispositivo se quede pequeño, aunque también es cierto que tiene que haber una coordinación eficaz para que todos los recursos sean aprovechados al máximo de su capacidad. Sindicatos policiales y asociaciones de la Guardia Civil, sin duda con la mejor de las intenciones, piden que se les deje formar parte del operativo con los medios que tienen a su alcance. Pero los expertos sostienen que los recursos deben ser movilizados sólo cuando lo decidan los responsables del centro de coordinación de la crisis, que son los únicos que tienen la información completa para tomar las decisiones más correctas.
Estamos aún en la primera etapa de una crisis que se va a prolongar durante muchas semanas y que va a exigir que haya relevos continuos de los distintos equipos —militares, de Fuerzas de Seguridad, Protección Civil…— para que en ningún momento disminuya la intensidad de los trabajos de recuperación de la zona. Eso obligará a movilizar cada vez más recursos, pero siempre bajo la coordinación de los responsables de este gigantesco operativo.