«Soy monitora en un colegio de educación especial y por las tardes estoy con adultos con discapacidad. Me gusta porque te dan un enfoque de la vida muy diferente. Y te hace valorar las pequeñas cosas». Así se presentaba Sonia (28) en ‘First Dates’, una catalana que hasta entonces no había tenido mucho tiempo para el amor; y tampoco demasiada suerte. «Ficho poco, pero cuando ficho, ficho mal. Donde pongo el ojo, pues ahí no es. Ahora está muy de moda esto de ‘sí, pero no quiero nada serio’. Al final estás perdiendo un tiempo de tu vida, a lo mejor es un mes, como a lo mejor son dos años, para luego no llegar a nada», lamentaba la joven al mencionar las malas experiencias amorosas que había tenido.
Sonia buscaba, y así lo especificó cuando describió el prototipo de hombre ideal, una persona que se cuide físicamente, igual que ella. Grave error. El dicho de «cuidado con lo que deseas, puede hacerse realidad», cobró sentido en el caso de la soltera.
La cita de la catalana era Carlos (28), un operario de 28 años de Barcelona obsesionado con el gimnasio con pretensión de encontrar a una ‘gym rato’ como él. «Al final atrae lo que eres porque como sea una persona que no sabe lo que es una pesa…».
Sonia no puede más con el monotema de Carlos
Sobre el papel parecía que Sonia y Carlos harían ‘match’ con personalidades afines. Sin embargo, ella sentenció la cita tras la primera impresión. «Me ha parecido un cuadro. Demasiado moderno para mi gusto». Y aunque la afición en común por el ejercicio sirvió de pretexto para romper el hielo y animar la charla, al cabo de un rato la chica se hartó del monotema del gimnasio. «Se ha venido arriba. Un ratito está bien porque me gusta, pero era el monotema de la cena. Hago otras cosas en la vida, no hay que obsesionarse», se desahogó en un total a cámara.
Por más que Sonia intentaba cambiar de tema, el chaval no se daba por aludido. Cualquier tema lo acababa hablando de proteínas e hidratos. Tan metido en sus cosas estaba que no se dio por aludido ni con las caras de desesperación de su pareja, que intentaba poner un poco de cordura en la conversación insistiendo en que «no hay que llegar a ningún extremo». Ella no pensaba dejar de hacer planes con sus amigos ni de comerse un helado si le apetecía.
Antes de la decisión final, Carlos se ausentaba al baño para cotillear los pormenores de la cita con una amiga. Ocasión que Sonia también aprovechó para verbalizar sus impresiones charlando con Laura Boado, a quien confesó que no sabía muy bien dónde meterse, pues no le había gustado su pretendiente. «Necesitaba desahogarme con alguien en plan ‘socorro, sácame de aquí’¿Esto qué es?’», compartió después con el equipo del programa.
En el momento aceptar o rechazar una segunda cita, Sonia no tuvo dudas. Pese a las intenciones de Carlos de seguir conociéndola, la soltera fulminaba cualquier posibilidad de tener algo romántico con él. Eso sí, no cerró las puertas a un nuevo encuentro, «si es para tomar algo como amigos, a lo mejor sí»